EL OBJETO ARTÍSTICO COMO PROCESO SOCIAL
En contra del punto de vista del sentido común que considera el arte como un objeto específico concreto. En sociología el primer análisis como proceso constructivo social lo hace Howard S. Becker, que considera el proceso artístico producto de una compleja red de actores individuales o colectivos, que actúan según las convenciones del mundo del arte.
Esta idea rivaliza con el enfoque internalista del arte como expresión de sí mismo, es decir que solo tiene en cuenta las ideas estéticas o formales y da valor al arte como expresión de un único ser creador, es decir el enfoque sociológico desafía la individualidad del proceso artístico.
Pierre Bourdieu va más lejos y piensa en la recepción de la obra como un fenómeno plural en el que cada relectura, contribuye a una recreación de las obras, así se cuestiona la originalidad, autenticidad y singularidad de la obra, es decir la creencia generalizada en el aura de la obra de arte, la propia historia cambiante sobre lo que se considera calidad artística (unas veces definida por su singularidad, otras por los materiales preciosos que la componen y otros criterios como obras como las del cine que son una cocreación entre los diferentes colaboradores.) y por otro lado la heterogeneidad en las manifestaciones artísticas, además hoy en día la tecnología permite la reproducción de las obras poniendo en entredicho la originalidad, por todo ello hace difícil definir los criterios sobre la calidad artística como permanentes o absolutos, por eso la sociología ve el arte como una negociación dentro de un proceso social o dicho de otro modo, la obra es una entidad sociológicamente construida, portadora de significados simbólicos no inherentes a la propia obra.
En el mundo del arte la obra es un acontecimiento en el que participan diferentes agentes que influyen sobre ella, por ejemplo: el galerista la hace circular, los restauradores la mantienen, los museos o comisarios la exponen, los críticos la interpretan, los vigilantes la protegen,..
Pero por otro lado también es un actor, que actúa como mediador que incide en las acciones de otros agentes, forma parte de agenciamientos diversos y participa de nuevos acontecimientos.
En sociología del arte el valor artístico depende de una serie de agentes que componen el campo artístico, ya que es en el propio campo donde se define y enmarca qué es arte y donde se le da un valor, la interacción entre los agentes los convence de que lo que producen son obras de arte legítimas.
Bourdieu explica el arte como sociedad, no explica la obra en relación a un grupo social sino que lo estudia dentro de su entorno específico, dentro del campo artístico, donde intervienen todos los agentes individuales, colectivos, humanos o no humanos (artitas, galeristas, críticos, coleccionistas, comisarios, museos, público, bienales, ferias, subastas,..)
Todos ellos comparten un habitus o manera de actuar, pensar y sentir y actúan dentro del campo como espacio donde lo importante es conseguir capital, cada campo tiene un habitus determinado que valora el capital por el que lucha y por último este capital cultural(conocimiento intelectural), acaba funcionando como capital simbólico influenciado por el campo general (social) y por su capital social y económico que lleva a la dominación por parte de las clases dominantes en lo que Bourdieu llama violencia simbólica (sumisiones inconscientes basadas en creencias sociales).
La función social por parte del arte, la enfatiza Luklas Luhmann al considerar los sistemas del arte como conjunto de comunicación, también como en Bourdieu existe un sistema totalizador el social y otros más concretos (político, económico, científico,..), para Luhmann el artista crea influido por el entorno al que llama insumo y crea un producto que produce una reacción en los agentes del sistema del arte (comisarios, críticos, muesos, fundaciones,..), ello provoca una modificación del entorno o del insumo, el cual es vuelto a usar por los artistas en el futuro.
Este sistema cíclico tiene una función social en el sistema social, al revelar nuevos modos de observación que permanecían ocultos y aporta una reflexión social, en cuanto como nos pensamos a nosotros mismos como seres sociales.
A partir de aquí la reflexión sobre el arte que no se enmarca dentro de lo que el campo artístico define como tal, como nos recuerda Braudillard o Umberto Eco como son la cultura de masas, o el arte marginal no institucionalizado o la llamada también baja cultura, queda dentro de la idea estructural de autonomía del campo artístico al ser asumido por el hábitus por los artistas que actúan de manera ambidiestra como dice Paloma Blanco y entienden contextos duales sobre lo qué es arte, dónde se expone y a quién quiere llegar, este hábitus compartido también por los agentes del campo, hace que no sean meros transmisores, sino que sean portadores de transformación o de traducciones, que convierten al arte en su totalidad, al mismo tiempo el arte los hace existir.