DE LA POSTMODERNIDAD A LA NUEVA REALIDAD
CÓMO SER ARTISTA EN LA NUEVA SOCIEDAD TECNOCÉNTRICA.
El subjetivismo moderno sitúa al ser humano en el centro del conocimiento, y surge el antropocentrismo, el humano como medida de todo, haciendo distinción entre la dimensión humana y no humana.
El materialismo siempre ha estado presente como una corriente subterránea. El concepto de materia asociado a forma y contenido aristotélico persisten en la historia, aunque Kant empieza a distinguir entre materia y sustancia y Hegel opone el concepto de materia, no a la forma sino al espíritu, aunque Marx lo subvierte considerando las formas sociales como materia.
Es a principios del siglo XIX con el uso progresivo de nuevas tecnologías que comienza a realizarse lo que se conoce como “la crítica marxista de los medios” (la desaparición u obsolescencia de lo humano). En esta época Walter Benjamin considera la técnica como la transformación de la textura del mundo y sus efectos como visión de lo que ésta provoca y así se convierte en una óptica de análisis material de un fenómeno (cómo se está en la relación de producción).
En la segunda mitad del siglo XX salen una serie de movimientos artísticos, filosóficos, científicos y culturales que visualizan la realidad como una producción social y discursiva es la Postmodernidad, pero más adelante una nueva posición que no cree que todo sea una construcción del lenguaje, sino que más allá de lo social-discursvo-histórico hay un “entre” es el “Nuevo Realismo”.
Esta nueva corriente desplaza la idea de materia en oposición a las ideas y las formas y propone un Giro a la Materialidad.
Aunque afirmar que el arte es performativo y no representativo exige una nueva visión del modelo actancial. No hay un sujeto actuando sino fuerzas actuantes “Nueva perspectiva relacional”.
En este contexto se mueven pensadores como Bruno Latour que empieza a dudar en que haya diferencia entre el objeto de la cultura y el objeto técnico, entre técnica y lo que consideramos humano, es decir entre sujeto y objeto. En esta confusión se le da el nombre de humano y no humano aunque de una forma burda con fines metodológicos, porque en realidad solo hay recorridos y cruces, trazados y desplazamientos, incluso lo instituido, solo son eventos en esos incesantes flujos. Latour participa de esta corriente de superación del humanismo cuestionando la separación realizada entre lo humano y lo no humano y descentrando a lo humano en la organización del pensamiento del mundo. El mundo es un flujo de conexiones y asociaciones de realidades cambiantes y usa la técnica como mediadora en las transformaciones de las complejas redes (Teoría del Actor-Red) que constituyen la realidad.
Otro filósofo que influye en esta nueva perspectiva es Gilbert Simondon en “El modo de existencia de los objetos técnicos”, hace este comentario
“La máquina es el extranjero, es el extranjero en el cual está encerrado lo humano, desconocido, materializado y vuelto servil, pero mientras sigue siendo, sin embargo, lo humano.”
Simondon empieza a observar al objeto técnico con noción de Ser, de realidad y veracidad dado que permanece y se actualiza en el tiempo, y por tanto se puede establecer con él una relación incluso de amistad.
Simondon dice que al margen del automatismo de las máquinas hay una indeterminación, el continuo aporte de información en ellas les perimite aportar una serie de estados impredecibles, ello da lugar a la individuación y ahí es donde se crea la información, donde pasado, presente, futuro confluyen, no existe un principio, sino proceso de individuación.
El pensamiento relacional significa que el Ser es relación o toda realidad es relacional. Se construyen individuos por las relaciones que se tejen de antemano a su existencia. Las singularidades pre-individuales construyen un individuo en cada instante, la génesis es procesal. Así navegamos en un marco de posibilidades de nuevas individualidades.
En esta visión donde la materia no funciona como soporte pasivo de la forma, donde no hay una idea que se impone a una materia en el acto creativo, entonces el artista se deja objetar por el objeto, hay una afectación recíproca y surge algo. El giro a la materialidad da paso a este contexto relacional, y a asociar de manera directa la capacidad de actuar a los materiales en sí mismos, así artistas como Eva Lootz dice que ser artista es vivir la vulnerabilidad con todas sus consecuencias, es una abrirse radical a las cosas y a los otros o como Marc Vives que en su obra “Es que ahora no puedo” se sumerge en lo no humano como son las aguas de la Barceloneta y en lo humano al abrirse a la experiencia en la galería con otros humanos.

Es otro filósofo que influirá de manera fundamental en este nuevo paradigma, es Vilém Flusser en su obra “Filosofía de la caja negra” de 1985 recoge reflexiones sobre las posibilidades de crear en una sociedad cada vez más tecnocéntrica, dice que vivimos en una nueva imaginación, hemos pasado de manejar el mundo a través de la creación de contextos, utilizando imágenes y escritura, hemos pasado de esta vieja imaginación que representa el mundo, a una nueva donde convertimos la realidad en ceros y unos, las nuevas imágenes que nos ofrece por ejemplo la fotografía, registran automáticamente el mundo físico, transmutando teorías científicas (teorías del color, de la perspectiva..) en imagen, o los ordenadores que son codificaciones de conceptos a través de matemáticas y algoritmos que ya han sido pre-escritos en los programsas de funcionamiento, entonces ya no se representa el mundo, sino que se dice como podría ser, así el artista que utiliza las máquinas se convierte en un funcionario pues no crea nada nuevo porque depende del número de categorías inscritas en el aparato, se tiende a una patronización de soluciones, por tanto él propone actuar sobre la caja negra sobre el desarrollo creativo del software, pero lo que ocurre llegados a este punto es que el artista se siente limitado, necesita al informático, al programador, al científico, a ese que puede pasar de la abstracción a la concreción, no solo de la dimensión 0 (de ceros y unos) a las dos dimensiones, es decir de concreción a concreción, sino aquel que pasa como en la vieja imaginación de su parte interior al exterior, aquel que es el nuevo filósofo que tiene una visión teórica y que lo abarca todo,.
Desmitificando la creencia del genio creador, se da paso a una actuación en la que intervienen diferente factores, talentos, máquinas, receptor y el azar o inconsciente, en un instante donde pasado, presente, futuro se conjugan en la creación de nuevas individualidades o posibilidades) a partir de la afectación mutua y que dan resultados inesperados.
BIBLIOGRAFÍA
-SOTO Calderón, Andrea “Introducción al Seminario Meterialidad y Tecnología” de la UOC
-LATOUR, Bruno (2017) “Retrato de Tomás el Gafe como filósofo de las técnicas”. En: Lecciones de sociología de las ciencias: introducción al pensamiento de uno de los grandes sociólogos de nuestro tiempo. Barcelona: Arpa, págs. 18-31.
-ZIELINSKI, Siegfried (2004), “VILÉM FLUSSER: Breve introducción sobre su filosofía sobre los medios de masas”.
SIMONDON, Gilbert (2007), “Introducción”, El modo de existencia de los objetos técnicos, Buenos Aires, Prometeo libros.
-SOTO, Andrea (2018), Gilbert Simondon y la técnica: una introducción de la UOC
-Artículo de Arlindo Machado http://www.arteuna.com/CRITICA/flusser2.htm